La salida ya nos avisó de lo que nos encontraríamos. Después de un par de horas de bus, una caravana enorme en medio de la montaña. "Derrumbe amigos, hay que esperar a que limpien el paso", nos dice todo feliz el conductor. Viendo la magnitud del derrumbe, nos dimos cuenta de que tardarían mucho en limpiarlo, así que decidimos cruzar al otro lado a pie y buscar allí a alguien que nos llevara. Yo iba de último, y cuando estabamos llegando al otro lado, toda la gente que se agolpaba allí empezó a gritar como loca. Se me pusieron los huevaldres de corbata, pensé que había otro corrimiento de tierra y que me iba a pillar en medio. Pero sólo era Fran, que se había hundido en el barro.La gente se escojonó. Después de que se limpiara, seguimos el camino.
Cruzando el derrumbe |
Viajero ante un mar de niebla |
Fran con la energía, Lucero y yo |
Desde el río a la cima hay casi 2000 metros de desnivel. Las 6 horas más duras de mi vida, sin un sólo tramo de terreno llano para cojer aire. Y el loco de Magnus, que había salido un par de días antes del hospital por una pulmonía, fumando cada parada y bebiendo ron. La poca gente que pasaba flipaba con nosotros. Conseguimos llegar, a duras penas, pero llegamos. Ya solo quedaban 2 horas más bordeando la cima. Nos sentamos a respirar al lado de un campamento, y uno de los guías nos trajo una sopa que debía estar hecha con costilla de Dios, porque sabía a gloria. Creo que le dimos entre pena y orgullo. Nos contó que esta ruta es de Nivel 5, de un máximo de 6, y que la ruta inca del Machu Pichu es un 2. Ahí acabamos de darnos cuenta de donde nos habíamos metido. Pero ya no había vuelta atrás.
Llegamos a las ruínas. Sin palabras. Gritamos y nos tiramos con una sonrisa de victoria y felicidad. Construir una ciudad en un sitio así, entre las nubes, sin carreteras, ni vehiculos ni herramientas me parece simplemente sobrehumano. Para mi, solo llegar hasta allí es todo un reto. Paseamos solos entre las ruinas, salió el arco iris, vi un condor, se divisaba el río al fondo del cañón,... ni un anuncio de coca-cola irradia tanta felicidad como nosotros en ese momento. El problema es que aun teníamos que hacer 16 kilometros de vuelta, y la noche acechaba. Me hubiera quedado días allí, pero no teníamos saco ni nada, y la temperatura baja hasta los 2 grados. Casi mejor volver.
Victoria!! |
Ahora que estoy aquí sentado, lo pienso y me río. Me alegro de haberlo hecho. Me reconforta superar un reto así y vivir una aventura que no olvidaré. El guía nos contó que en 10 años Choquequirao desbancará al Machu-Pichu en fama. Llegará el tren, la carretera y habrá hoteles por el camino. Pero como él mismo nos dijo, podremos contar a nuestros hijos que nosotros llegamos hasta allí cuando no había más que un tortuoso sendero al que solo algunos locos se enfrentaban. Cuando nos alejabamos en el cutre-taxi, veía por la ventanilla el nevado que nos observó todo el camino, y me dió la sensación de que un Inca me saludaba desde lo alto y me decía: "Enhorabuena forasteros, superasteis con tesón la prueba de Choquequirao". Quizás deba dejar de mascar coca...
No hay comentarios:
Publicar un comentario