"The litle walk of a dog"

Viajar no es escapar, es acercarse. Y los viajes no son los lugares que visitas; son lo que somos. Al viajar, te conoces.

lunes, 1 de noviembre de 2010

km 3.500 El mejor viaje DDDel Mundo!!

Precisamente a esto me refería cuando decía que crear demasiadas expectativas acerca de algo no es bueno. Quizá suene triste, pero creo que a veces dejarse ir sin más hace que cuando te encuentras algo bueno de verdad, así de sorpresa, te impacta más. Y si no es tan bueno, pues lo dejas pasar sin pena ni gloria. Para el primer ejemplo, sin duda estos últimos días. No tenía ni idea de lo que era el salar de Uyuni, ni lo que había en esta zona de Bolivia, ni siquiera como íbamos a llegar. Al final resultó ser una de las mejores partes del viaje.

En La Paz, la ciudad más alta DDDel mundo!

Salimos de La Paz a las 7 de la tarde, para llegar al pequeño pueblo desértico de Uyuni a las 7 de la mañana.  Doce horas en las que pensaba dormir a gusto. Pero mi compañera de pasillo no me lo puso fácil. Una rubenesca señora Aymara, las míticas con faldas de volantes, sombreo de copa estilo la naranja mecánica y un bolsón enorme en el que cabían más cosas que en el de Mary Poppins, y con el que se esforzó en robarme el poco espacio vital que tenía en el bus. Cuando por fin me acomodaba como podía, la señora contraatacaba y se echaba un pedo recién importado desde el inframundo al por mayor.Uffff...
Llegamos a Uyuni, sin saber muy bien qué hacer y yo todavía mareado por los efluvios anales de la señora.Indagando un poco descubrimos que no se puede visitar el salar por tu cuenta. No hay transporte público y desde Choquequirao se me quitaron las ganas de andar a lo loco. La única forma es contratar un tour por uno o tres días en un jeep a través de una agencia. Como ya somos unos auténticos maestros del regateo, conseguimos el de 3 días, con comida, transporte, alojamiento transfer a Chile y guía por unos 20 euros diarios. Una ganga. 



Salar de Uyuni, un sitio para visitar.

Nuestro conductor-guía-cocinero era un tipo campechano, como el rey, pero con una gorra del Che y más experiencia en el desierto. De compañeros de ruta, una pareja de franceses que por fin nos enseñó a pronunciar "Peugeot" y dos brasileiros que aprovechaban cada parada para usar su recién adquirida cachimba. Unos fumetis muy simpáticos. 
La primera parada fue en el lago de sal más grande DDDel MMUndo!!Neil Armstrong lo vio desde el espacio y se preguntó qué podía ser. Cuando volvió de su paseo lunar, lo primero que hizo fue visitarlo. Normal. Es algo realmente acojonante. 14.000 km cuadrados de pura sal. La vista es subrrealista. Me daba la impresión todo el rato de que me había quedado dormido y estaba soñando. Sin duda el sitio más increíble en el que estuve nunca. Eso sí, las gafas de sol son imprescindibles. Menos mal que poco antes de salir me dió por comprar unas "Okley" por unos 2 euros. Y aún no se me fundió la retina!
Dormimos en el mismo desierto, en una casa de sal. Suelo de sal, paredes de sal, cama de sal y mesas de sal. Curioso. Antes de dormir, partida de poker con los brasileiros (apostando sal, claro), botella de ron y ver el cielo más lleno de estrellas del mundo mundial.

La portada de mi próximo disco

Nos levantamos para ver amanecer. Tan bonito como frío. Salimos del salar y entramos en el desierto, a 4.000 metros  de altura entre volcanes, lagunas de todos los colores (dependiendo del compuesto químico predominante), montañas con formas raras, cerros y formaciones de todas las formas y colores. Los geólogos y amantes de la naturaleza en general deben correrse del gusto aquí. Yo casi lo hago.
Atravesar el desierto te hace darte cuenta de lo insignificane que eres; en el espacio, ya que las distancias son enormes y vacías; y en el tiempo, ya que esta remota zona se mantiene igual desde que el hombre es animal, y tu paso por allí no es más que un suspiro en su existencia.
Antartida?? no, salar de Uyuni
Segunda noche en un galpón en el desierto, ya a 5.000 metros de altura. En cuanto se fue el sol, un maremoto de frío lo cubrió todo y nos impidió proseguir nuestra partida de poker, ya que no teníamos la suficiente movilidad en las manos. A las 8 en cama, como las gallinas. Y a las 4 en pie, como los ñordos. Nos fuímos a  ver amanecer a unos geiser volcánicos más arriba todavía. El paisaje era realmente espectacular. Pero el frío me impidió disfrutarlo. Intenté sacar alguna foto, pero las manos me dolían demasiado. No sé a cuantos grados estaríamos, pero unos cuantos menos de cero seguro. Menos mal que la siguiente parada era en una laguna termal a 30 grados. Me quité la ropa como pude y me tiré de cabeza. De repente empecé a notar mis terminaciones nerviosas de nuevo, y una convulsión de placer me recorrió de arriba a abajo. Qué bien se está cuando se está bien.
El mejor grupo de guiris que pasaron por la zona
Salió el sol, desayunamos toritas, y a seguir hacia el desierto de Dalí. Como su propio nombre indica (wiiii) es un desierto surrealista, con piedras de formas muy curiosas. Lo malo es que no nos quedaba mucho tiempo. A las 10:30 teníamos que estar en la frontera con Chile. Última parada y despedida del grupo a los pies del volcán Copiapó. El bus nos estaba esperando, y aun teníamos que sellar el pasaporte. El bus nos dejó en San Pedro de Atacama, un pequeño pueblo en medio del desierto más árido del mundo (hay muchos "del mundo" por aquí...). A pesar de las restricciones, me pegué una ducha de media hora (lo siento Pachamama) para intentar quitarme el polvo y la roña acumulada estos tres días. Como era sábado, compramos una botella de Pisco (licor típico de aquí) con la intención de salir a darlo todo. Pero mi cuerpo se negó rotundamente y me obligó a acostarme temprano. Qué cabrón.
Auto-stop desértico

Al día siguiente...descanso? Casi. Alqulamos unas bicis y nos fuímos pedaleando por el desierto hasta el Vale de la Luna. Nos calcamos más de 40 kilómetros mientras Lorenzo nos abofeteaba con furia, pero nos ahorramos una buena pasta en el tour que hacía el mismo recorrido, y lo disfrutamos más, ya que en el tour te dan 10 minutos en cada sitio y a correr como borregos a hacer fotos como japos. El paisaje era precioso, aunque creo que ya me estoy repitiendo en este post... :)
No me caí, cogía aire en el valle de la Tranquilidad (la que hay que tener para cruzarlo)

A la vuelta, y con la roña en el cuerpo, autobúa hacia Calama, la capital minera de Chile. Queríamos visitar la mina a cielo abierto más grande del mundo (como no), pero esta vez la suerte no estuvo de nuetro lado. 1 de octubre, festivo, y las agencias que tramitan el perniso para entrar, cerradas. La expectativa de esperar un par de días en un pueblo semifantasma no nos atraía, así que seguimos rodando hasta Antofagasta, desde donde escribo estas líneas a la espera del siguiente bus a... vaya no me acuerdo. Esta ciudad me recuerda a Vigo, si le quitas el Castro, Samil, Castrelos, el servicio de recogida de basuras, y en general cualquier cosa que pueda hacer bonita una ciudad. Quizá solo se parezca en que es una ciudad portuaria. Lo dicho, no diga feo, diga Antofagasta. Y nada, me voy sin reflexión final porque Fran me espera a la puerta del ciber cual perro callejero (que aquí hay muchos). Un saludo!



2 comentarios:

  1. Ponseme o pelo de punta e casi choro lendo os teus relatos(xa cho teño dito, naciches para escribir). Coidateme moito e disfruta da tua viaxe ainda que eiqui teña o corazón nun puño. Moitos bicos e abrazos xa sabes de quen. Sentidiño...

    ResponderEliminar
  2. ¡Bo que pachaaaa! para ser consecuente cos textos, decirche...eres o máis grande do mundo. Bicos

    ResponderEliminar